viernes, 12 de julio de 2024

La feria de San Juan

 I

Había dos hitos en el calendario marteño del mes de junio marcados a fuego en el imaginario infantil y que siempre se hallaron anclados en los recuerdos que Amador escondía en su memoria: San Antonio y San Juan.

La celebración de San Antonio era el referente de la finalización del curso escolar. Además, era la onomástica de infinidad de abuelos, padres, niños e, incluso, maestros, por aquel entonces, cosa realmente asombrosa ya que tanta reiteración producía confusiones constantes a la hora de asignar a cada parentela los suyos. Había que recurrir inevitablemente a las distintas variantes hipocorísticas del nombre, tales como Antoñito, Antoñín, Nono, Noni, Toñín, incluso, Tano, acompañado a menudo, del apodo familiar, más que del apellido, para encuadrar a cada uno en la tribu de “Antonios” a la que perteneciera (el del Agua, el del Pescadero, el de Quematortas, el de don fulano,  el de zutano…). Igual ocurría con tantos y tantos otros apelativos tan recurrentes en aquella época.

La feria de San Juan, más conocida coloquialmente como Feria de la Plaza, era el otro gran acontecimiento que daba la bienvenida festiva al verano. La plaza de Santa Marta se engalanaba y se convertía en un universo fascinante en el que los vecinos del barrio alto se sentían encantados y deslumbrados por aquel espectáculo de sonidos, luces y sorpresas.  

viernes, 23 de abril de 2021

Días de Pandemia: la vacuna

23.04.2021. Cuadringentésimo octavo día desde el inicio de la Pandemia. 7.30 a.m. Me levanto como todos los días y desayuno. Hoy recibiré la vacuna contra el Covid 19. El pasado miércoles por la tarde me llamaron desde el Distrito Sanitario: “El viernes se le vacunará en las instalaciones del Jaén Arena”.  Recibo la noticia con cierto nerviosismo, sobre todo, porque temo a la deslealtad de mi memoria, y no retener con precisión los datos que me comunica el teléfono: “viernes, día 23, a las 18.30; segunda dosis el día 14 de mayo a la misma hora”. Doy las gracias y digo a ella: “Rápido, apunta en el calendario”. Yo también anoto precipitadamente ambas fechas en la agenda de mi smartphone. Repaso, repasamos. Respiramos. Ella me abraza feliz. Me dice: “¡Qué ganas tenía!”. Y es que me quiere. Teme por mí y por esos achaques crónicos de salud que ya no me abandonarán nunca.

lunes, 21 de diciembre de 2020

Estampas de Navidad

El día del sorteo de la lotería de Navidad todos los niños habían comenzado las vacaciones. Aquella mañana la rutina diaria se tornaba mágica al son del canturreo radiofónico de los niños de San Ildefonso, cuya monotonía se alteraba, excitante, cada vez que aquellos pequeños tenores cantaban un premio, y no digamos cuando, en lugar de pedrea, había saltado un premio de la categoría de los gordos. Era el delirio, el éxtasis, la emoción surgida de aquel gorgoritear que, por unas horas, convertía a todos en soñadores abocados al destino de los elegidos.

—¡Mamá, mamá... el tercero ha tocado en Albacete!

Al final de la mañana, agotadas todas las esperanzas, era cuando la madre le volvía a la realidad sentenciando:

—No te preocupes, hijo, lo importante es la salud, y, mira, nosotros estamos todos estupendamente, gracias a Dios.

viernes, 21 de julio de 2017

Siestas de holganza

El verano, para nosotros, comenzaba una vez que habíamos pasado el trago de recibir las calificaciones escolares. Durante días acechábamos la llegada a nuestras casas de aquel hombre educado y bueno, Adolfo; para nosotros, portador de incertidumbres, enviado por el colegio de los franciscanos y que era el garante de que nuestros padres fueran informados sobre el severo juicio de nuestra trayectoria escolar durante el curso.  Entre San Antonio y San Juan, deambulábamos, avizores de la presencia del temido mensajero o socavando información sobre su itinerario del día anterior. Cuando se consumaba el comunicado y había pasado la tempestad para los que habían cosechado calabazas, llegaba nuestro verdadero asueto. Ello sucedía después de las fiestas de San Juan y se alargaba hasta pasada la feria de San Bartolomé, finalizando el mes de agosto. Hasta entonces cabalgábamos desbocados por nuestra torpe y amartelada pubertad, sin cuaderno de ruta, sorteando vigilancias y agradeciendo al sol su complicidad a la hora de la siesta.

viernes, 10 de marzo de 2017

Daños colaterales

Existe una creciente y sibilina penetración intelectual de pseudomensajes inquisitoriales que no reparan en criminalizar de forma implacable a todo lo que se menea, si es que ello no concuerda con el pensamiento único al que cada uno se aferra. Ya no son los mensajes del miedo procedentes de los centros de poder, ya los fabrican ellos mismos o contribuyen, como un ejército clandestino refugiado en el anonimato, a arrasar al señalado emitiendo condenas inapelables. Para ello han hallado en WhatsApp, Twitter, Facebook y demás redes sociales una guillotina implacable que produce daños colaterales imprevisibles.