jueves, 15 de mayo de 2014

¿Abstención ética o estética?

En las elecciones al Parlamento Europeo de 2009, el 55% de los españoles con derecho a voto se abstuvieron de acudir a las urnas. Conviene recordar que aquellos representantes nacionales que no fueron votados por los abstencionistas han contribuido al diseño de las políticas europeas de austeridad, de intervención en la soberanía de los estados nacionales, de ponerse de parte de los bancos, de recomendar los recortes salariales, de emprender la cruzada contra las políticas sociales, de empobrecernos a todos…. Y esto también ha repercutido sobre la mayoría abstencionista, cuya postura, dicho sea de paso, no ejerce influencia alguna en los resultados electorales. El abstencionista es obviado en el juego político, incluso acusado de irresponsable, cuando, en realidad, son los partidos mayoritarios quienes resultan los más beneficiados de su postura.

 

Como expondré más abajo, en aquellas elecciones (2009), el PP obtuvo 23 diputados y 21 el PSOE. Si partimos de la hipótesis incierta de que sólo hubiera habido un 10% de abstención técnica y que el resto de los abstencionistas hubieran repartido por igual su voto entre 4 partidos distintos a PP y PSOE, éstos hubieran visto reducidos sus escaños a 14 y 12 respectivamente, mientras que cada uno de esos 4 partidos hubieran conseguido 6 diputados (24 en total). Un mapa electoral bien diferente, que extrapolado al resto de Europa, hubiera introducido otras perspectivas en el debate político-social que tal vez hubieran evitado mucho sufrimiento. La hipótesis planteada es inverosímil, claro, pero no menos lo es confiar en la eficacia de la abstención que hubo.

El próximo día 25 de mayo se nos llama a votar para la elección de los representantes nacionales (diputados) en el Parlamento Europeo, que como se sabe es la institución responsable de legislar en el ámbito de la Unión Europea. El Parlamento Europeo consta actualmente de 736 diputados que se eligieron el 7 de junio de 2009, de los que 50 representan al electorado español. Veamos como elegimos a nuestros representantes nacionales hace ya casi 5 años.

Aquel 7 de junio fuimos llamados a votar 35.812.418 de españoles. Sólo lo hicieron 16.254.998, algo más del 45%; el 55% (19.557.420) se quedaron en casa, o sea que quien ganó las elecciones con una mayoría absoluta aplastante fue el Partido de la Abstención. Entre PP y PSOE, partidos más votados, obtuvieron un total de 12.812.016, menos del 36% de los convocados a las urnas, pero eso sí se repartieron las mayoría de los 50 escaños en juego. Los seis restantes eurodiputados fueron para Coalición por Europa (2), la coalición Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida I Alternativa-Bloque por Asturies: La Izquierda (2), Unión, Progreso y Democracia (1) y Europa de los Pueblos-Verdes (1).

Eso es lo que hubo, que de cada 100 españoles con derecho a voto, 45 decidieron quienes tenían que lidiar en Europa para defender los intereses de nuestra querida patria. Y para las inmediatas votaciones del 25M se prevén unas cifras parecidas. Pero así es el sistema democrático, nos dicen, quien renuncie a su derecho a decidir es su problema, que no se queje luego, se les suele reprochar.

La abstención es una opción política legítima cuando supone el rechazo al sistema político o a las alternativas presentadas en la consulta electoral. Ésta es la abstención activa o ideológica. Se manifiesta en la renuncia explícita a ejercer el derecho al voto, aunque también se pueden encuadrar en este posicionamiento quienes emiten su voto en blanco o nulo. Considerada así, la abstención debiera ser escrutada como resultado electoral y ser interpretada como una postura ética, una llamada de atención a los responsables públicos.


Además de esta abstención, de carácter ético, los sociólogos y politólogos hablan de otras dos tipologías, consideradas como abstención pasiva. La primera es la llamada abstención técnica (o forzosa), que es aquella en la que el elector se ve privado de su derecho al voto por razones ajenas a su voluntad (no inclusión en el censo electoral, enfermedad, dificultades para acceder al centro electoral, hallarse de viaje…), factores que pueden ser mitigados por el uso de sistemas alternativos de votación (voto por correo).

Pero el origen de la abstención pasiva puede estar en la falta de interés en la política en general, o derivada del aislamiento geográfico o social del votante. Es lo que el Diccionario Crítico de Ciencias Sociales (Dr.: Román Reyes) denomina abstención sociológica. Ésta deriva de situaciones de aislamiento geográfico (parecida a la forzosa o técnica) o social (grupos marginados del sistema), correspondiéndose también con situaciones de desinterés por la política.

La dificultad radica en cómo discernir qué proporción de la abstención es puramente técnica, sociológica o política. El mencionado Diccionario Crítico de Ciencias Sociales estima que en España la llamada abstención técnica puede estar en torno al 10% del censo. Deducido ese 10% de la abstención producida en las últimas elecciones, ¿qué porcentaje del resto de abstención (45% del censo) atribuir a la abstención ideológica y a la sociológica? Ante la imprecisión del diagnóstico, la interpretación es fácilmente atribuible a unas u otras razones, según interese a quien interprete el hecho. Además, el bajo porcentaje de votos nulos y blancos (sobre un 2%), permite que algunos atribuyan el fenómeno a razones sociológicas de irresponsabilidad democrática, más que a una posición política activa.

Especialmente preocupante es la actitud de aquellos, que aun siendo maltratados por el sistema, se inhiben ante las urnas con argumentos contradictorios y escasamente meditados: nihilismo, pasotismo, esnobismo, desinformación, mimetismo… Su actitud no es ética sino que adquiere un matiz estúpidamente estético y contradictorio, corresponsable del drama social. Ellos no reparan en que contribuyen a la reproducción y afirmación de un sistema que seguro no comparten, pero al que ellos alimentan porque ese sistema astutamente los ignora. Y esta abstención sociológica, que también podríamos denominar estética es legión.

Los cambios de las sociedades llegaron en la Historia por vías revolucionarias (subversión violenta del sistema) o democráticas (transformación y evolución social). En esta última fórmula, el sufragio universal es la expresión suprema de la voluntad popular. Cuando el ciudadano ejerce su derecho de voto es cuando utiliza su capacidad para hacer virar el rumbo de aquellos acontecimientos y procesos que considera injustos o perversos. Si es así, y debe serlo, dejémonos de poética y en esta ocasión, ¿abstención?, no gracias.

A.J.G.G.


7 comentarios:

  1. Yo comprendo perfectamente este articulo... y se de sus razones... pero las mias son que nadie de los que se presentan merecen mi confianza, con lo cual¿ que alternativa me queda?.
    Reme.

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    1. Existen muchas alternativas electorales, tal vez no esté lo suficientemente informada, pero aún queda tiempo para buscarlas y analizarlas. Lo que sí debe saber, y esa es la tesis que defiendo, es seguro que la abstención es dar toda la ventaja a los de siempre: PP y PSOE. Pero en fin, somos mayores para tomar nuestras propias decisiones. Saludos.

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  2. Gracias por avisar, esta gentuza te quita las ganas de ir a votar y luego se aprovechan de ello. La verdad hay que luchar contra el mal porque sino eres parte de el o peor. SALUDOS

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  3. Hay otras opciones de voto que podrían dañar al bipartidismo, de eso se trata y de estar representados por algún partido que pueda llevar la realidad mayoritaria al Parlamento Europeo. Un saludo.

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  4. Clarísima exposición Antonio. Si el argumento para abstenerse de votar es que no hay quien merezca nuestra confianza, le estamos dando nuestro voto a quienes largamente merecen nuestra desconfianza. Saludos.

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    1. Pues así es de fácil, Edward. Lástima de tanta desinformación y manipulación. Saludos.

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  5. Cómo dar el voto a un partido que sabemos que o tienen imputados dentro de sus filas, o se han abstenido para pactar con los contrarios, o se les ha pillado detrás de una obra que no hacía falta para llevarse unas comisiones.., que me diga alguien qué partido, entre los existentes, está libre de pecado.

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