lunes, 29 de septiembre de 2014

Divide y vencerás

Divide et impera
Julio César

Vivimos en estado catatónico, inmovilizados por el pavor que nos producen las balas de la crisis. Cuando las oímos silbar sobre nosotros, nos apresuramos a agacharnos y gritamos en silencio: ¡Bien! ¡Me he salvado de ésta! Pero no reparamos en que el vil proyectil ha impactado sobre otros.  Mientras, nuestro trasero permanece aferrado a la silla, miramos para otro lado. Si acaso, algunos expresan su pesar, si no es que esgrimen una osadía cobarde e insolidaria y se atreven a buscar justificación a las consecuencias del daño recibido por el vecino.

La envidia es uno de los siete pecados capitales transmitidos por la moral cristiana desde que los definiera el papa San Gregorio Magno en el siglo VI. La envidia es un sentimiento de tristeza o pesar por el bien ajeno y que lleva a regocijarse del mal de los otros con tal de satisfacer el irreprimible deseo por alcanzar aquello de lo que se carece. Preocuparse enfermizamente por el bien ajeno es no buscar las causas reales de nuestras carencias. La envidia forma parte de las miserias humanas y se convierte en causa de enfrentamiento entre los seres humanos.

Junto a la envidia, el egoísmo alimenta lo más oscuro del individualismo humano. Somos proclives al conformismo suicida, ese que nos lleva a buscar conservar egoístamente las miserias que poseemos, aun criminalizando el estatus de los demás si fuera preciso.

Si el pavor se ceba con los que pierden su casa, no actuamos porque la nuestra nos parece estar segura. Si los otros pierden el trabajo, lo justificamos con aquello de que ya vendrán tiempos mejores. Cuando otros grupos sociales, a los que no pertenecemos, reciben varapalos sentenciamos en su contra: “¡Se lo habrán merecido! ¡Se veía venir!” Se escucha cuando los poderes públicos arrean al funcionariado, o a los sanitarios, o a los autónomos, o a los parados, o a los sindicalistas, o a pequeños comerciantes, o a jóvenes, o a inmigrantes… Sí, se nos ha olvidado la solidaridad, la rebeldía, el inconformismo, la lucha activa frente a la injusticia…


Durante tres décadas hemos vivido en España un sueño de bienestar que ahora se  descubre falso. Hemos accedido a un paraíso consumista desordenado como resultado del acceso de las clases trabajadoras a un estatus material fantasioso, renunciando a no pocos valores morales y culturales. Nos hemos convertido en rebaño. Callar y andar, esa es la norma del rebaño. Conservar intacto el pesebre de cada uno, vivir compartimentados y cerrando los ojos ante una realidad funesta. Estar sencillamente a verlas venir.

Es justo lo que ellos necesitan para perpetrar los ataques que sólo entienden de beneficio y de mercantilismoSon grandes estrategas, saben lo que buscan. Ante ello, es lamentable que predominen las actitudes de manada, de conformismo, de absurdo conservadurismo que han consentido el sometimiento colectivo a los intereses espurios de las oligarquías financieras. Somos conformistas, resignados, acomodaticios, pancistas... En definitiva, nos comportamos como seres despreciables y aterrorizados que renuncian a rebelarse frente a los excesos y las injusticias, con tal de ver garantizado un mediano pasar. Ellos buscan justamente eso, dividirnos para vencer en el macabro caos que han generado. 

A.J.G.G.


* * * 

ENTREVISTA A ARTURO PÉREZ REVERTE EN SALVADOS


4 comentarios:

  1. Vivimos tiempos extraños. La pérdida de valores era ya un hecho antes de la crisis, sobre todo en las grandes ciudades. Mucha culpa de ello son los guiños que nos hacen desde la caja tonta, nos muestran la forma de triunfar sin grandes esfuerzos, los mayores logros los consiguen los parásitos que se arriman a un famoso, que más tarde destapan el cubo de basura (real o inventado del otro). Las noticias nos llegan y no sabemos separar la paja del grano, nos indigestamos. Se mira mal a los emigrantes, porque se piensa que ellos son los culpables de que haya menos trabajo y los sueldos sean más bajos. Si ya antes teníamos la envidia y el egoísmo como parte integrante de la masa, ahora hemos incorporado la xenofobia a ese fardo que llevamos a la espalda. Nos siguen bombardeando con un consumismo difícil de asumir. Será necesario despertar y romper esa membrana cálida de la estupidez. Un placer leerte. Un saludo.

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    1. He añadido la entrevista, que seguro conoces, de Pérez Reverte con Jordi Évole en TV. Reverte es contundente y definitivo acerca del mismo asunto. Creo que es un problema de educación, de ética y, como sentencia Reverte, una rémora histórica de España.

      Gracias Mª José por pararte a reflexionar conmigo. Ello anima a continuar.

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  2. Qué buen artículo Antonio...!!! el contexto y actitudes que tu expones, se dan en todos los lugares del mundo y, a todo nivel lamentablemente.

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    1. Me parece obscena la realidad que estamos viviendo. Y lo más sorprendente es que vamos hacia atrás de forma perversa, como si se hubiese perdido toda capacidad de reacción. Hasta tal punto la alienación se ha hecho fuerte entre las masas que nunca los poderosos se sintieron más seguros.

      Espero que se retome la fuerza de la educación para despertar conciencias ante un drama que ha traspasado todas las fronteras, como bien dices Mª Fabiola.

      Gracias por prestarme tu atención.

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