lunes, 10 de febrero de 2014

Ellas nos devolverán la dignidad

“El estado actual del mundo exige que las mujeres se tornen menos modestas y sueñen, planeen, actúen, se arriesguen en mayor escala”. 

Charlotte Bunch.

Cuando el tiempo ha sobrecargado las alforjas de la experiencia, no se puede remediar recurrir al manido aforismo manriqueño “cualquiera tiempo pasado fue mejor”. Cuando los tiempos son los que tenemos, ocurre que el personal tiende a rendirse al pesimismo y a la nostalgia. A veces, incluso a la desesperación y la impotencia.

En estos devaneos con la memoria se me hacen presentes episodios de la historia que permitieron alumbrar sueños arriesgados de felicidad a los humanos. El siglo XX nos legó todo un catálogo de oportunidades para el optimismo de la mano de los avances científicos, tecnológicos y las imparables transformaciones sociales y políticas que contrarrestaron los episodios de oscurantismo.

Ilustración: Wikipedia
De los cambios sociales y políticos del pasado siglo, los que protagonizó el coraje femenino, en su emancipación del sometimiento infame que durante siglos escondió a la mujer en el más vil de los anonimatos, es un hito incontestable, probablemente el más importante factor de cambio social en occidente en ese siglo. Lo hicieron posible ellas mismas en una lucha aún inacabada, unas veces visible y  otras de forma anónima, pero no menos heroica.


Reduciendo esta reflexión a la historia más reciente de nuestra postrada España y reflexionando sobre el devenir femenino nacional en los últimos cincuenta años, hay que rendirse ante el enorme esfuerzo de voluntad que ellas hicieron para contribuir al que llamaron milagro español. Aprovechar las oportunidades que los sucesivos sistemas educativos les dieron para embarcarse en una legítima competencia intelectual con lo masculino, su contribución al bienestar familiar arrimando un segundo salario que resulto mágico para hacer real la expansión de las clases medias y su heroico desdoblamiento como madres y obreras a la vez, son argumentos suficientes para otorgar el justo reconocimiento que ellas merecen y para poner las cosas en su sitio.

Ellas han sido más osadas que nosotros, por más que a algunos les pese, Todavía existen truhanes que no aceptan lo que simplemente es un hecho de igualdad democrática y practican una misoginia intolerable que no para de ponerles palos en las ruedas.

Mientras ellas compiten en la escuela y en la universidad obteniendo excelentes resultados, se les reservan puestos de trabajo de segunda, sus salarios difícilmente alcanzan el 75% del de los varones o la tendencia a tratarlas como floreros en la empresa y en la política es una realidad. Por si no fuera poco la violencia de género que todavía se les aplica o el mobbing laboral que a menudo vergonzosamente padecen, vienen ahora a administrar su maternidad los meapilas de siempre con una ley del aborto retrograda e intransigente.

Pero ellas están más despiertas que nosotros, se esfuerzan por hacerse visibles y se oponen con una fortaleza admirable a la injusticia. Si los dos últimos siglos alumbraron mujeres intrépidas (Lydia Becker, Elena Caffarena, Margaret Sanger, Margarita Nelken, Clara Campoamor…), en estos tiempos de histeria que a todos nos golpean, serán ellas quienes con su tenacidad consigan devolvernos la dignidad y mandar a más de uno al ostracismo. Y nosotros deberemos darles las gracias.

A.J.G.G.

11 comentarios:

  1. Una reflexión que comparto del todo. Permíteme poner este enlace, muy didáctico:

    http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=gl2AO-7Vlzk

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    1. Gracias por recordármeto. Tenía pensado incluirlo en el post, pero se me ha pasado. Ahora lo hago. Un abrazo.

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  2. Muy buen post y grandes reflexiones del pasado femenino llevadas para una mejora de la situación actual.
    Saludos!

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    1. Gracias. Pues ya sabéis lo que tenéis que hacer. Yo os espero. Saludos.

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  3. Estoy totalmente de acuerdo pero me da miedo al cultura árabe que se extiende por el mundo.

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  4. Muy buen repaso de penosas circunstancias anteriores para el género femenino. Pero es necesario ver bien que está sucediendo actualmente.

    Hoy es difícil entrar a una jefatura o una gerencia y encontrarse con un hombre. La mujer ocupa cada vez mas los puestos de mando en todos los aspectos. Inclusive, en los que hubiera sido impensable tiempo atras, como la Justicia, y hasta las Fuerzas Armadas.

    El tema de la "violencia de género" implica entrar incluso en la intimidad familiar. No es tampoco tan cierto que cuando en un trabajo, una mujer pasa a reemplazar a un hombre, se le pague menos por el hecho de ser mujer.

    El feminismo se muestra tanto mas insaciable, cuanto mas se le va otorgando a la mujer. pero tampoco es cuestión de que si antes el hombre estaba por encima de la mujer, ahora se pretenda invertir completamente aquella circunstancia.

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    1. Ahora no se trata de establecer una competencia entre hombres y mujeres. No es un problema de machismo o feminismo. Es un problema de recuperar la dignidad de todos. Y la de ellas, más que pese a algunos, la tuvieron siempre más pisoteada.

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  5. Es ante todo un problema de educación. No es cuestión de echar un pulso y ver quién vence. Somos todos seres humanos pero hay mucha disparidad, no sólo de sexos también de formas de pensar. Ojalá Antonio hubiese más personas con una mentalidad abierta como la tuya. Oímos las declaraciones del obispo de turno, tan retrógradas, se hace difícil pensar que estamos en el siglo XXI. Traes un post de esperanza que cabe ampliar a los niños que sufren abusos de toda índole y a la tercera edad, todos tan frágiles ante las garras del dominio. Un abrazo.

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    1. Gracias María José. Estoy contigo, es la educación quien puede cerrar todas esas brechas. Saludos.

      P.D.: Perdona el retraso en contestarte.

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  6. El macho siempre fuerte , dominante, hermoso,belicoso primario , ella, inteligente, atractiva para el hombre, solidaria y comprometida, abnegada y capaz...elegida por la naturaleza para engendrar vida, amamantar, y proteger... Huyamos de los estereotipos que durante años y bajo determinadas circunstancias culturales , hemos recibido .
    Conocemos que la mujer ha sufrido continuas limitaciones históricas que han sido impuestas culturalmente desde la religión (mono y politeista ) y es solo en aisladas sociedades tribales ó fundamentalmente agnosticas , en las que aparecen organizaciones sociales matriarcales...exitosas pero desaparecidas..
    El hombre ha utilizado su poder permanentemente, para vetar la influencia femenina.
    y su reconocimiento social hasta bien entrado el siglo XIX.
    Afortunadamente, en la actualidad, existe la certeza y lo que aún es mejor, mayoritariamente se acepta, que solo con la plena integracion social de la mujer seremos capaces de disfrutar de un mundo mejor .
    Admitámosles que aporten a la sociedad en general , esas cualidades que solo a ellas , la naturaleza ha dotado y que desde su orígen, solo han podido aplicar en el seno familiar, su resistencia al cansancio, al dolor, a la inseguridad, al ostracismo, a la insolidaridad, a la incomprensión, a la destemplanza, a la tiranía...
    A propósito, me declaro feminista...

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