martes, 17 de diciembre de 2013

A propósito de la Ley de Seguridad Privada

Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.
Artículo 104 de la Constitución española de 1978

La Ley de Seguridad Privada ha salido adelante en el Congreso de los Diputados, donde se ha introducido la posibilidad de que los vigilantes privados puedan identificar y detener a personas en la vía pública. Al tiempo que se anunciaban estas novedades legislativas, el Ministerio del Interior no se cortaba en reconocer que, entre los principales objetivos de la ley, está consolidar el sector económico de la seguridad privada.

Suponemos que, como viene siendo habitual, será a costa de recortar la presencia pública de las fuerzas de seguridad del estado. A cambio, más seguridad privada, más inseguridad laboral, precarios salarios para los vigilantes y, ¡bingo!, buenas dosis de rentabilidad para las empresas del sector. Así, el presidente del Consejo Asesor de Seguritecnia, Miguel Ángel Fernández Roncaño, ha agradecido al Gobierno el haber "cumplido lo que prometió" recogiendo numerosas sugerencias del sector.

Viñeta de Forges (El PAÍS, 12-12-2013)

jueves, 12 de diciembre de 2013

Nelson Mandela, un sueño inacabado

"Viví el apartheid y lo sobreviví. Con la llegada de la democracia, esperaba vivir una vida mejor junto a mis hijos. Nunca pensé que iba a ser más pobre de lo que era antes".
Nomvula Ndlovu, enfermera sudafricana (BBC, 2012).

Han pasado 19 años desde el fin del apartheid y han sido cuatro las elecciones presidenciales que se han celebrado en Sudáfrica desde la llegada de la democracia en 1994. Sin embargo, los esperados avances sociales que la mayoría de color (actualmente 90% frente a un 10% de blancos) esperaba tras la victoria del ANC (Congreso Nacional Africano) en las primeras elecciones democráticas están aún pendientes. El racismo y las profundas desigualdades sociales aún perviven mientras que la economía y la tierra se mantienen mayoritariamente en manos blancas. 

Hay que buscar en la intrahistoria, aquellos hechos de la historia que permanecen a la sombra de los difundidos oficialmente, para comprender como las palabras de Mandela en su discurso inaugural como presidente, hace 19 años, contrastan con una realidad muy diferente.
"Asumimos un compromiso, de construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, blancos y negros, sean capaces de caminar con la frente en alto sin miedo en sus corazones, con la certeza de su derecho inalienable a la dignidad humana: una nación arcoíris, en paz consigo misma y con el mundo".