martes, 17 de diciembre de 2013

A propósito de la Ley de Seguridad Privada

Las Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como misión proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana.
Artículo 104 de la Constitución española de 1978

La Ley de Seguridad Privada ha salido adelante en el Congreso de los Diputados, donde se ha introducido la posibilidad de que los vigilantes privados puedan identificar y detener a personas en la vía pública. Al tiempo que se anunciaban estas novedades legislativas, el Ministerio del Interior no se cortaba en reconocer que, entre los principales objetivos de la ley, está consolidar el sector económico de la seguridad privada.

Suponemos que, como viene siendo habitual, será a costa de recortar la presencia pública de las fuerzas de seguridad del estado. A cambio, más seguridad privada, más inseguridad laboral, precarios salarios para los vigilantes y, ¡bingo!, buenas dosis de rentabilidad para las empresas del sector. Así, el presidente del Consejo Asesor de Seguritecnia, Miguel Ángel Fernández Roncaño, ha agradecido al Gobierno el haber "cumplido lo que prometió" recogiendo numerosas sugerencias del sector.

Viñeta de Forges (El PAÍS, 12-12-2013)
Es un paso más hacia adelante para la privatización de más servicios públicos en España, al amparo de una perversa ideología neoliberal que aprovecha la confusión colectiva para esquilmar y negociar con el patrimonio público en una única dirección: la oportunidad fácil y segura de negocio, donde se privatizan beneficios y socializan las pérdidas. Pregúntense por lo sucedido con el rescate de la banca, con el déficit energético de las eléctricas, el precio de las gasolinas o con las declaraciones de quiebra de los gestores de las autopistas cuando el negocio ha resultado fallido. 

Se trata de la obscena transferencia de riqueza pública a infames monopolios, organizados en oscuros cárteles (acuerdos entre empresas del mismo sector para eliminar la libre competencia), que utilizan su enorme influencia política para engrosar sus grasientas arcas a costa de una ciudadanía indefensa. Han incorporado el «laissez faire, laissez passer» (dejar hacer, dejar pasar) de los fisiócratas del siglo XVIII en una dirección perversa, que la libertad económica sea coartada para la garantía absoluta de su propio beneficio.

Díganme, si no, que es lo que persiguen estos “nuevos liberales” que pujan por la privatización de servicios públicos: gestión de los suministros de agua, recogida de basuras, sanidad pública, servicios educativos y de dependencia. La percepción que el ciudadano tiene de los resultados es: servicios más caros y elitistas, opacidad en las concesiones administrativas, privatización de parques de viviendas públicas sin ningún pudor, devaluación de salarios, uso de puertas giratorias para gratificar a los mercenarios de la política, corrupción por doquier, farragosas leyes que protegen impunemente a los saqueadores de lo público… Y todo, eso sí, lo materializan a una gran velocidad, aprovechando la complicidad del FMI y la Troika, en un ejercicio de piratería no imaginado.

Viñetas para una crisis. El Roto (El Diario, 2-12-2013)
Denuestan lo público, cuando sus voceros no han hecho otra cosa que acunarse en las instituciones del Estado desde que tienen uso de razón, construyen hospitales para después entregarlos a sus amigos para una gestión en la que lo único que se garantiza es la austeridad de los salarios de sus trabajadores, la precariedad de servicios y, ¡faltaría más!, su negocio. Especulan ideológicamente con el postrado, durante décadas, sistema educativo para impedir que éste cumpla con su función más excelsa: la libertad del ciudadano frente a su manipulación

Y, no conformes, ahora nos abocan a que en la seguridad ciudadana prevalezca el negocio sobre la protección jurídica de los ciudadanos. ¿Qué vendrá después para tenernos aún más arrodillados? ¡Vaya, vaya con esta nueva clase de liberales!

A.J.G.G

7 comentarios:

  1. Privatizar pérdidas y socializar beneficios. Así estamos, ahora toca impulsar el sector privado de la seguridad. Muy bueno el post. Un saludo

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  2. Deja muy claro hacia dónde nos dirigimos. Socializar pérdidas es que nos sigamos hundiendo en la crisis, en crear un abismo mayor entre las clases sociales, extirpar la clase media, en definitiva un futuro aún más negro. Lo que podría venir después es que nos quiten la libertad de expresión, que una reunión pacífica de más de tres personas se convierta en delito. Un saludo.

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    1. Le sugiero el libro de Noemi Klein: La doctrina del shock. Es una acertada denuncia de las estrategias que está imponiendo en todo el mundo el llamado neoliberalismo. En mi blog hay una entrada comentándolo (http://aulaadriana.blogspot.com.es/2013/11/el-auge-del-capitalismo-del-desastre.html) e incluyo un excelente documental basado en dicho libro (http://youtu.be/Nt44ivcC9rg).

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  3. Eso es justamente lo que pienso. Lo público es patrimonio de todos y están empeñados en apropiárselo para hacer negocio, pero, si hay pérdidas, que venga papá Estado a echar una mano. Palmario es el caso de los hospitales: se construyen con dinero público y luego se les entregan para que los exploten ellos. Y, paralelamente, una reforma laboral que en todo perjudica a la clase trabajadora y le arrebata los derechos conseguidos en décadas. Algo habrá que ir haciendo, ¿no?

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  4. Muy oportuno tu post, querido Antonio. Tendrían que leer tu análisis quienes piensan que PP y PSOE son iguales. Creo que sólo se parecen en lo quie hacen mal o no hacenj, pero en la concepción global son bien distitntos y mira que tras seis años de militancia he salido escaldado.
    Te veo muy lúcido.

    Un abrazo,

    AG

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  5. Iguales no son, pero el PSOE debiera estar alejado de ciertas prácticas que van en contra de todo sentido de la ética. Y no se aprecia propósito de la enmienda. Por mi parte, estarán en cuarentena durante mucho tiempo. Necesitamos nuevos aires que, a mi pesar, no oteo en el horizonte.

    Gracias por tu consideración, amigo.

    Un abrazo amigo.

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