Ser mileurista
en los tiempos que corren es un privilegio. Significa ni más ni menos que
percibir un salario anual de 12.000 €, o
de 14.000 €, si el convenio de la empresa o sector al que se pertenece incluye
pagas extraordinarias. Pero eso de las pagas extras va siendo ya otro
privilegio. Recuérdese como éstas van siendo cercenadas poco a poco por la
apisonadora de la mayoría absoluta gubernamental, y, si no, que se lo pregunten
al funcionariado quien, tras ser acusado de todos los males, ha visto como se
esfumaban sus derechos a golpe de decretazo.
Lo corriente hoy es que
los salarios mensuales se vean disminuidos en un 20%, 30%, 40% o, incluso, el
60% sobre la base de los codiciados 1000 euros. Véase el caso de los mini
jobs (mini trabajos) que proponen el gobierno, las
organizaciones empresariales o el propio Banco Central Europeo, para
combatir el paro en nuestro país. Estos mini jobs suponen reducir el poder
adquisitivos de quienes los sufren a 400 euros mensuales, es decir, que
dinamitan los salarios por debajo del 65% del salario mínimo
interprofesional (645,30 € mensuales en 2013), con el argumento de que son
empleos a jornada incompleta. Claro que quienes lo sugieren esperarán que en
los hogares se encienda la luz una hora sí y otra no, que se alquilen las casas
para ocuparlas solo de noche, que no se cene, almuerce o desayune, o que se
calce el zapato izquierdo los días impares y el derecho los pares a fin de
alargar la duración de las suelas.
¡Qué se jodan!, diría la ínclita Andrea Fabra, cuyo mayor mérito ha sido nacer por una vagina de colores, la de la señora esposa del actual jefe de la casta de los Fabra castellonenses, porque claro, éstos y éstas, nacidos bajo el resplandor de un arco iris, debieron venir a esta vida ungidos no se sabe bien de que esplendidas virtudes. En otro caso, no se explica como la pija de Castellón adquirió las habilidades para ejercer, sólo con 25 años, como asesora parlamentaria del Secretario de Estado de Hacienda. Las mismas unciones debió traer su esposo, Juan José Güemes, alias el Bello, quien con sólo 24 años fue aupado a responsable de Economía en la Asesoría Parlamentaria del Grupo Popular del Congreso.
Fuente de la imagen: achtungmag.com
Otros y otras, con no menos pedigrí que los
anteriores, también serían alumbrados en un túnel vaginal adornado de colores.
Véase el caso de Leire Pajín que a
sus 24 años ya era diputada e iniciaba una carrera política imparable. En 2012,
tras la debacle socialista en las últimas elecciones generales, se permitió el
lujazo de abandonar su escaño parlamentario y retirarse temporalmente de la
política activa. Ahora se halla, a sus 37 añazos, ejerciendo en la Organización Panamericana de la Salud afincada en Washington con un sueldo anual de 137.326 euros, o sea, el equivalente a 10 anualidades de
mileurista o a 28 mini jobs. O dicho de otro modo, 9.800 eurazos mensuales, a
parte de otras prebendas derivadas de su carrera anterior.
Zapatero, Leire Pajín y Bibiana Aído
No peor suerte corrió su compañera Bibiana Aído, quien con 26 abriles ya
ocupaba la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía en Cádiz y, 5 años
más tarde, se vio entronizada como ministra de Igualdad por el presidente
Zapatero. Siempre recordaremos como sus medidas en favor de la no
discriminación por razón de sexo pasaron por vapulear el Diccionario de la Lengua
en el mismísimo Congreso de los Diputados (recuérdese lo de miembros y miembras). Pero nada, como ella también
está tocada por la misma aureola cromática, poco antes de la derrota electoral
de su partido en 2011, marchó a hacer las américas, como asesora, a la Agencia de Naciones Unidas para la Mujer, con un salario de 7.500 € mensuales (igual a
18 mini jobs).
Miguel Ángel Acebes. Fuente de la imagen: EFE
En la España de hoy, el 99% de los
ciudadanos somos cada vez más pobres, ellos y ellas cada vez son más pudientes.
No tienen ni tendrán problemas si saben mantenerse en el selecto club de la Cofradía
de la "cosa" de colores. Constituyen un estamento al que las penurias de
esta perversa crisis ni siquiera rozan. Para ellos no hay ni mini Jobs ni submileurismo.
Lo tienen claro. Se guardan de anunciar el
decreto que exija la devolución de los millonarios emolumentos de los
saqueadores de las cajas de ahorros, que dote a la justicia de medios para limpiar
el sistema de corruptos, que suspenda las figuras de los designados, cargos de confianza, asesores y puestos a dedito, que suprima
consejos, organismos, entes, agencias, fundaciones y demás chiringuitos que dan
cobijo a ellos y a los suyos. ¿Para cuándo una verdadera meritocracia que tenga
en cuenta, para la cosa pública, los principios de mérito y capacidad consagrados
por el artículo 103 de nuestra Constitución?
¿Cómo van a querer caminar por la senda de la
regeneración que pasaría, sin duda, por revisar la esencia de este nuevo feudalismo que, durante más de 30
años se han apresurado a diseñar para tener siempre a salvo su propio culo?
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